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jueves, 9 de octubre de 2014

Cuentos para niños no tan buenos de Jacques Prévert

Cuentos para niños no tan buenos
Ilustraciones: Elsa Henríquez
Traducción: Juan Gabriel López Guix
Año: 2011

Llegar a este libro no fue fácil. Desde que lo vimos mientras husmeábamos en la librería, hasta que logramos comprarlo, pasaron años. Pero la anécdota en verdad es que lo hayan tenido en la librería Antártica, que no es para nada especializada y, además, que lo hayan tenido en la sucursal de San Bernardo, la ciudad de Chile donde vivimos. ¡Qué suerte!
Para empezar, nada sabíamos de Jacques Prévert ni lo andábamos buscando: nos llamó la atención el magnífico título, lo que fue suficiente para prendernos de este libro. ¿Son los niños los no tan buenos, o son los cuentos? Por lo menos les podemos asegurar que los cuentos son excelentes, así que los "no tan buenos" deben ser los niños.
Jacques Prévert fue un autor multifacético francés que estuvo alineado al surrealismo y a su ineludible influencia en la primera mitad del siglo XX. Por otro lado, Elsa Henríquez fue su contemporánea, compañera surrealista también, por lo tanto esta edición que trae la magnífica Libros del Zorro Rojo es tal cual la original de 1947.

Según la biografía del autor que viene al final del libro "Su estilo satírico, colmado de fantasía y sentido del humor da testimonio de su compromiso y compasión por los más humildes. Sus ataques verbales contra los gobernantes y las instituciones acreditan la imagen de un poeta libertario, sensible a los acontecimientos del mundo, que se rebela ante cualquier forma de opresión social. Malabarista de las palabras, Prévert utilizó en su escritura todos los trucos del idioma". No debe ser fácil traducirlo y mantener la frescura de su escritura, por lo que agradecemos que en esta edición hayan tenido tan buen cuidado en ello, porque se nota.
Vamos a los cuentos. Todos los protagonistas son animales que no la están pasando muy bien: oprimidos, enjaulados, pasados a llevar, narran historias de injusticias y absurdos de manera bastante certera, sin remilgos ni melosidades que le terminen quitando el peso a su situación. Aunque tampoco olvidan que los principales lectores de sus aventuras son niños. El avestruz le dice a Pulgarcito en "El avestruz":

"Vaya, así que el señor Pulgar te pegaba. ¡Eso es inadmisible! Los hijos no pegan a los padres, entonces, ¿por qué los padres tienen que pegar a los hijos?"

El cuento "Escena de la vida de los antílopes" tiene un gran mensaje animalista y otro antirracista. En "El dromedario descontento" un dromedario-niño se aburre en una conferencia y se hace escuchar. Siguiendo la línea, "El elefante marino":

"El elefante marino no sabe hacer otra cosa más que comer peces, pero es algo que hace muy bien. Parece ser que, antiguamente, había elefantes marinos que hacían malabarismos con armarios, pero resulta imposible saber si es verdad... ¡Ya nadie quiere prestar el suyo para comprobarlo!
El armario podría caerse, el espejo romperse y eso sería muy costoso; porque al hombre le gustan mucho los animales, pero le tiene más cariño a sus muebles." 

Luego, "La ópera de las jirafas" que tiene como subtítulo "Ópera triste en varios cuadros". En "Caballo en una isla" un caballo reflexiona y prepara un alzamiento junto a los caballos más pobres en contra de los hombres que los han esclavizado. En "El joven león enjaulado" volvemos a encontrarnos con el sinsentido del abuso a los animales y humanos, al igual que en "Los primeros burros", el último cuento del libro.
Como lo hicimos notar antes, este es un libro bastante animalista de buenas a primeras, pionero en su época de seguro, pero esa actitud se extiende también a estar contra el racismo, el imperialismo, el capitalismo. ¿Un libro rebelde? Más bien un libro anarquista, a nuestro parecer -aunque este término se encuentre en una situación delicada en nuestro país- pues se inspira en ese anarquismo natural del que son orgullosa presa los niños a cierta edad, en la que cuestionan todo, se niegan a la autoridad y logran tener una sintonía única con los animales. Qué genial fue nuestro amigo Jacques Prévert.
Para terminar, por favor, si tienen la oportunidad de leerlo, no dejen de hacerlo. Y si lo pueden comprar, mejor. Y si lo median a un niño, qué afortunado el niño va a ser.

Dónde encontrarlo:

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