Cuentos para niños no tan buenos
Autor: JacquesPrévert
Ilustraciones: Elsa
Henríquez
Traducción: Juan
Gabriel López Guix
Editorial: Libros delZorro Rojo
Año: 2011
Llegar a este libro
no fue fácil. Desde que lo vimos mientras husmeábamos en la librería, hasta que
logramos comprarlo, pasaron años. Pero la anécdota en verdad es que lo hayan
tenido en la librería Antártica, que no es para nada especializada y, además, que
lo hayan tenido en la sucursal de San Bernardo, la ciudad de Chile donde
vivimos. ¡Qué suerte!
Para empezar, nada
sabíamos de Jacques Prévert ni lo andábamos buscando: nos llamó la atención el
magnífico título, lo que fue suficiente para prendernos de este libro. ¿Son los
niños los no tan buenos, o son los cuentos? Por lo menos les podemos asegurar
que los cuentos son excelentes, así que los "no tan buenos" deben ser
los niños.
Jacques Prévert fue
un autor multifacético francés que estuvo alineado al surrealismo y a su
ineludible influencia en la primera mitad del siglo XX. Por otro lado, Elsa
Henríquez fue su contemporánea, compañera surrealista también, por lo tanto
esta edición que trae la magnífica Libros del Zorro Rojo es tal cual la
original de 1947.
Según la biografía
del autor que viene al final del libro "Su
estilo satírico, colmado de fantasía y sentido del humor da testimonio de su
compromiso y compasión por los más humildes. Sus ataques verbales contra los
gobernantes y las instituciones acreditan la imagen de un poeta libertario,
sensible a los acontecimientos del mundo, que se rebela ante cualquier forma de
opresión social. Malabarista de las palabras, Prévert utilizó en su escritura
todos los trucos del idioma". No
debe ser fácil traducirlo y mantener la frescura de su escritura, por lo que
agradecemos que en esta edición hayan tenido tan buen cuidado en ello, porque
se nota.
Vamos a los cuentos.
Todos los protagonistas son animales que no la están pasando muy bien:
oprimidos, enjaulados, pasados a llevar, narran historias de injusticias y
absurdos de manera bastante certera, sin remilgos ni melosidades que le
terminen quitando el peso a su situación. Aunque tampoco olvidan que los
principales lectores de sus aventuras son niños. El avestruz le dice a
Pulgarcito en "El avestruz":
"Vaya, así que
el señor Pulgar te pegaba. ¡Eso es inadmisible! Los hijos no pegan a los
padres, entonces, ¿por qué los padres tienen que pegar a los hijos?"
El cuento "Escena de la vida de los
antílopes" tiene un gran
mensaje animalista y otro antirracista. En "El dromedario
descontento" un
dromedario-niño se aburre en una conferencia y se hace escuchar. Siguiendo la
línea, "El elefante
marino":
"El elefante
marino no sabe hacer otra cosa más que comer peces, pero es algo que hace muy
bien. Parece ser que, antiguamente, había elefantes marinos que hacían
malabarismos con armarios, pero resulta imposible saber si es verdad... ¡Ya
nadie quiere prestar el suyo para comprobarlo!
El armario podría
caerse, el espejo romperse y eso sería muy costoso; porque al hombre le gustan
mucho los animales, pero le tiene más cariño a sus muebles."
Luego, "La ópera de las jirafas" que tiene como subtítulo "Ópera triste en varios
cuadros". En "Caballo
en una isla" un caballo
reflexiona y prepara un alzamiento junto a los caballos más pobres en contra de
los hombres que los han esclavizado. En "El
joven león enjaulado" volvemos
a encontrarnos con el sinsentido del abuso a los animales y humanos, al igual
que en "Los primeros
burros", el último cuento del libro.
Como lo hicimos notar
antes, este es un libro bastante animalista de buenas a primeras, pionero en su
época de seguro, pero esa actitud se extiende también a estar contra el
racismo, el imperialismo, el capitalismo. ¿Un libro rebelde? Más bien un libro
anarquista, a nuestro parecer -aunque este término se encuentre en una
situación delicada en nuestro país- pues se inspira en ese anarquismo natural
del que son orgullosa presa los niños a cierta edad, en la que cuestionan todo,
se niegan a la autoridad y logran tener una sintonía única con los animales.
Qué genial fue nuestro amigo Jacques Prévert.
Para terminar, por
favor, si tienen la oportunidad de leerlo, no dejen de hacerlo. Y si lo pueden
comprar, mejor. Y si lo median a un niño, qué afortunado el niño va a ser.
Dónde encontrarlo:
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