Bárbara Fiore Editora
2008
Como ya saben, si son mis lectores habituales, Shaun
Tan es uno de mis creadores favoritos. Entró a la lista de mis preferencias
cuando leí El árbol rojo, quizás mi libro predilecto y desde ahí he
podido disfrutar poco a poco todas sus publicaciones. La última fue Los conejos, un libro que ilustra magistralmente convirtiendo
cada página en una obra de arte. Bueno, el óleo parece ser una de sus técnicas
favoritas para ilustrar y algo de eso habla en su página, donde tiene una
muestra de sus pinturas.
Las razones de mi amor por Shaun Tan son muchas, partiendo por que sus
historias son originales, tomándose muy en serio el estar haciendo literatura,
aunque con él siempre nos encontremos en esa indefinible tierra que es el libro
álbum, al borde de los límites y fuera de toda casilla. Esa es su
gracia.
Sus libros manejan distintos niveles de significado, lo que los hace tan
atractivos para niños y adultos, independiente de la aparente complejidad de sus
imágenes. Una de las cosas que adoro son las guardas. Las de La cosa perdida te pueden mantener más ocupado que el libro
mismo, o servir de aperitivo y bajativo de la lectura. Las de este libro son
igual de entretenidas y tienen el detalle de ser diferentes las del principio y
las del final, lo que hace mucho más atractivo.
Este libro contiene quince cuentos breves donde el escenario de todos es la
periferia o los suburbios, aquél sitio fuera de los márgenes de la ciudad donde
la gente vive en grandes casas sin árboles, porque casi siempre son
urbanizaciones recientes. Las situaciones que se narran son todas mágicas,
absurdas, imposibles, contadas con la mayor normalidad del mundo, lo que me hizo
pensar en el realismo mágico, pero menos barroco. Lo otro que se me vino a la
mente fue Historias de cronopios y famas de Cortázar. Entre una cosa y
otra van los cuentos de Tan, acompañados de ilustraciones de diversos estilos,
como si el libro estuviera ilustrado por varios artistas, lo que evidencia la
versatilidad del autor. Los cuentos pueden ser interpretados como metáforas,
pero ese trabajo lo hará un adolescente o un adulto, porque para los niños la
magia y el absurdo son parte fundamental de sus vidas y les parecerán de lo más
plausibles. Lo que diferencia a este libro del tradicional libro de cuentos
infantiles, es que aquí la narración se sustenta en la doble decodificación de
texto e imagen, ejercicio fundamental de la nueva visualidad infantil - juvenil.
Les dejo algunas para que las disfruten.
Desde http://ursulastarke.blogspot.com/
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